Centroeuropa
[1] Huele a jueves.
Dos trazos de sombra pasean
por el camino de ronda, más allá de la muralla.
- Hace frío.
Unos operarios cuelgan
guirnaldas de los merlones y parecen
yedras y golondrinas.
- Nadie ha venido a buscarme
y hace frío y nadie ha venido a abrazarme
Un hombre y una mujer se aman. Y hacen el amor, en camas separadas, a varios km de distancia.
Al día siguiente (autobuses, taxis) media Europa
se derrama.
[2]
- Dame la mano.
crepitan bajo el asfalto.
- Dame la mano, por favor.
[3]
Antes de entrar en el desierto
los soldados bebieron largamente el agua de la cisterna.
Él y ella decidieron fingir un último encuentro:
ni las luces de navidad disimulan los túmulos,
ni los cuerpos aspiran a fertilizar el desierto.
Y no,
nadie tiene el valor de darle sentido…
Palpita el frío desalentador pero cuánto me gusta encontrar ese centro, frío-frío, envuelto por los dos cálidos "dame la mano".
ResponderEliminar¿Será centroeuropa caliente si la damos?
el valor, el valor de darle el sentido.
Me gusta mucho, Javier.
Hay esperanza en tu poema a pesar del frío.
Un cordial saludo
Interesante y un hermoso guiño a Borges.
ResponderEliminarsaludo